Existe una cierta variedad de películas en la década de los 80 que abordan el mundo de la droga y de la delincuencia juvenil durante el periodo de la Transición española. Bien es cierto que no son películas de una gran calidad técnica, pero son ilustrativas y describen con acierto el trasfondo político y social de la época. Las películas que recomendamos esta semana son el Pico y el Pico II.
Ambas dirigidas por Eloy de la Iglesia, la primera en 1983 y la segunda un año después. El argumento se basa en la historia de Paco (José Luis Manzano) de 17 años, hijo de un recto Comandante de la Guardia Civil (José Manuel Cervino) destinado en Bilbao que espera que su hijo ingrese en la Academia Militar. Sin embargo, pronto descubre que Paco es heroinómano y que, además, mantiene una íntima amistad con Urko (Javier García), hijo de un dirigente abertzale (Luis Iriondo). Debido a las diferencias con su padre, Paco se fugará de casa con su amigo robándole el arma reglamentaria. A partir de ahí, comienza su escalada de delincuencia en la que se nos muestra el trasfondo social del mundo de la droga: violencia, atracos, e incluso asesinatos. Lo más destacable tal vez sea el abuso de poder y la utilización de medios poco lícitos por parte del Comandamde Torrecuadrada en la búsqueda de su hijo en la que llegará incluso a aliarse con uno de sus enemigos más acérrimos, el nacionalista Martín Aramendia, padre de Urko.
En la segunda entrega, se muestra el proceso que llevará a Paco a ingresar en prisión. Para evitar este hecho habrá magistrados que cometan cohecho admitiendo dádivas económicas pagadas por el Comandante, esta vez interpretado por Fernando Guillén Cuervo. Sin embargo, la prensa se hace eco del asunto y a pesar de los sobornos será imposible ocultar el tema. Una vez encarcelado en Carabanchel, Paco continuará enganchado a la droga y trabará amistad con el Pirri (José Luis Fernández) por el que estará dispuesto a hacer cualquier cosa y con el Lehendakari (Jaume Valls). Durante todo este tiempo su padre continua tratando de apoyarlo en todo lo que puede, incluso renunciando a su carrera militar en la Guardia Civil. A su salida de prisión, lejos de apartarse del mundo de la drogadigción, se aliará con el Lehendakari y con Betty (Andrea Albani) para continuar delinquiendo ahora como traficante de drogas.
La historia de estas películas es trágica, no sólo por el argumento en sí, sino porque este envolvió a parte del reparto y del equipo de rodaje. Tanto es así, que José Luis Manzano (Paco), José Luis Fernández (Pirri), Javier García (Urko) y Andrea Albani (Betty) fallecieron por causas relacionadas con la drogadicción como el sida o la sobredosis.
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